martes, 30 de agosto de 2016

Lc 4, 31-37 Predica y practica






En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de la Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios". Jesús le intimó: "¡Cierra la boca y sal!" El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: "¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen". Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca

 4:31. Cafarnaúm: En 4,23 Lucas anticipa parte de lo que nos dirá sobre este importante centro de comercio localizado en la costa noroccidental del Mar de Galilea. Lucas completará la historia sobre este lugar en 7,1 y 10,15; este último versículo es siniestro. Cafarnaúm tenía una población de unos 15,000 habitantes.

4, 33-34. Sinagoga: Se hace explícito lo que parece implícito en los vv. 31-32. Cfr. 4, 14-15. El tema de la pureza reúne aquí tres conceptos: sabbath, espirito impuro, el Santo de Dios. Jesús libera a un hombre de un espíritu impuro en el día que separa lo ordinario de lo santo, porque Jesús permanece en relación íntima con Dios, la santidad misma. La relación de Jesús con Dios encuentra ecos en 1, 32-33 y 35; 2, 11,30 y 49; 3, 22-23; 4, 1-13 y se refiere ya al énfasis cristológico de Lucas en 4,41: Hijo de Dios y Mesías.

4, 35. Intimar (ordenar): La palabra griega epitiman, es uno de los medios que usa Lucas para unir los diferentes pasajes de 4, 31-44; se usa de nuevo en 4, 39 y 41. Es un término técnico que “denota el proferir una orden verbal por la que Dios o su vocero somete los poderes del mal. Es parte del vocabulario perteneciente a la descripción de la derrota final de Belcebú y sus secuaces. Jesús expulsa un espíritu impuro de un hombre en presencia de todos; en 4, 38-39 exorciza la fiebre de una mujer en una casa privada. Su poder liberador se ejerce en hombres y mujeres y no está limitado a espacios sagrados o seculares.

4, 36. Con autoridad: Enfatiza el poder de la palabra de Jesús para restaurar la plenitud de aquellos fragmentados por el mal. Sucede lo mismo en el v. 36 que forma una inclusio con 4,32. A diferencia de Marcos, Lucas le da igual peso a la actividad milagrosa de Jesús y a su enseñanza.




 “Sé quién eres: ¡el Santo de Dios!”. Es lo que dice el espíritu impuro y resulta semejante a la confesión que hace Pedro: Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo; pero ¿por qué Jesús le ordena al espíritu impuro: cierra la boca?

Sabemos que en muchas oportunidades Jesús no estuvo de acuerdo con los escribas y fariseos y los llamó hipócritas. Jesús dice de ellos que predican, pero no practican. Aquí estamos ente un caso semejante. Jesús hace callar al espíritu impuro porque lo que proclama no está de acuerdo con lo que hace. Es un oponente al plan de Dios.

No es difícil encontrar hoy personas de este tipo. Hay mucha gente que es muy buena en Sagradas Escrituras, doctrinas y enseñanzas de la Iglesia, pero que no son cristianos que confíen en Jesús. Son sólo expertos en religiones.

Pensemos en nosotros mismos. Nacimos como cristianos y vivimos como cristianos. Hemos estudiado en buena medida el catecismo católico, las Sagradas Escrituras. vamos semanalmente a la iglesia: ¿Practicamos lo que proclamamos en la misa? ¿Vivimos lo que predicamos?





 Señor, tu palabra es verdad y tus obras son dignas de confianza; ayúdanos a creer lo que Tú revelas en las Escrituras, a predicar lo que creemos y a practicar lo que predicamos. Amen








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