Esta lectura es el final del primer discurso que Moisés dirige a los israelitas. Es el discurso de la memoria, un resumen de la historia de Israel. Es un volver a tomar conciencia de los dones de Dios, de los hechos con que ha probado su amor, de cómo ha estado presente en todo momento. Dios ha actuado como un padre: educa con su palabra, se muestra lleno de amor con la fuerza de la elección, cercano con su presencia y su poder, fiel en el don de la tierra prometida.
Moisés les va recordando las maravillas que hizo el Señor para finalmente llamarlos a la conversión de costumbres. Ante el amor de Dios el hombre no puede quedar impasible, este Amor exige fidelidad. Todo el Deuteronomio insiste en esta verdad: que las relaciones de Dios con nosotros y nuestras relaciones con Él están regidas por el amor.
Estas palabras también están dirigidas a nosotros, cristianos del S.XXI, porque Dios sigue actuando en medio de nuestra historia y nos llama a entrar en ella. No basta el asentimiento intelectual de nuestra mente, hay que poner en obra nuestra fe con hechos concretos. Igual que Dios se manifiesta no en ideas sino en acontecimientos salvíficos.
«HOY» es una de las palabras clave del Deuteronomio. Es una invitación renovada a vivir cada día en plenitud. El pasado ya no está en nuestras manos, el futuro no lo tenemos aún, pero tengo en mis manos el DÍA de HOY para ¡construirlo con la correspondencia a la voluntad de Dios... fuente de felicidad!
Sal 76,12-13.14-15.16.21
Recuerdo las proezas del Señor
Recuerdo las proezas del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras
y considero tus hazañas.
Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú, oh Dios, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos. .
Con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón.
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras
y considero tus hazañas.
Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú, oh Dios, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos. .
Con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón.





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