Mirad, pues, con cuidado, cómo os comportáis; no como imprudentes sino como prudentes,redimiendo el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino comprended cuál es la voluntad del Señor.
En estos versículos el apóstol nos dos desafíos:
1. Comportarnos de manera correcta.
No podemos engañarnos a nosotros mismos, lo que sembramos recogemos, debemos ser radicales en nuestro comportamiento no dando lugar a la crítica. La Palabra nos marca un camino que no podemos orillar, torcer o saltar. Es necesario no solo que hagamos un esfuerzo diario en conocer la Palabra,
sino que debemos tener la sabiduría para saber aplicarla a nuestras vidas. Si nos falta sabiduría "pídala a Dios, quien da a todos con liberalidad y sin reprochar; y le será dada.”
. No olvides ni por un momento que el mal testimonio nuestros puede perjudicar mucho a la Obra de Dios.
2. Redimir el tiempo.
Con demasiada frecuencia pensamos o/y actuamos como si el tiempo no existiera, como si pudiéramos dispones de él sin límites ni restricciones. Somos inconsciente de las oportunidades que existen, no les damos valor, desaprovechando oportunidades de hablar a otros. Pablo espera el fin
del mundo y la venida de Cristo pronto, y le hacía no desperdiciar ninguna oportunidad. No estaba tan desencaminado, es posible que el mundo continúe otros dos mil años o incluso muchos más.
Pero lo que es indudablemente cierto, lo que nadie puede dudar, es que ni yo ni las personas que me rodean vamos a durar eternamente y si el Señor me las ha puesto delante y no aprovecho la ocasión para testificarlas soy responsable.
Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, éste fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.
Ezequiel 33.6
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