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“En nombre de Jesucristo Nazareno”
Esa misma pregunta nos la podemos hacer nosotros, cristianos de 2016: ¿En nombre de quién hacemos todo lo que hacemos? En realidad todo seguidor de Jesús, sea del siglo I, del siglo XIII, del siglo XXI, aunque las circunstancias sociales sean distintas… respondemos igual: “En nombre de Jesucristo Nazareno”. Jesús es el que nos impulsa a hacer todo lo que hacemos: amar, perdonar, luchar por la justicia, descansar, evangelizar, decir la verdad… es el manantial de vida donde bebemos para seguir sus pasos, porque nos ha convencido que es la mejor manera de vivir y de llegar a la resurrección a una vida de total felicidad. Y, porque, a veces, las fuerzas nos pueden flaquear, en cada eucaristía vuelve a salir a nuestro encuentro y nos alimenta con su cuerpo entregado y su sangre derramada.
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“Es el Señor”
Todos los cristianos tenemos la misma experiencia. Un día, después de que Jesús salió a nuestro encuentro, con su ayuda, le descubrimos como el único Señor de nuestra vida. Por eso, cuando nos pidió que le siguiésemos, fascinados por su luz y su amor, le dijimos: “Te seguiré donde quiera que vayas”.
Pero esa experiencia, lo mismo que le pasó a Pedro, la hemos tenido que ir renovando y retocando. Hay circunstancias personales, a veces gozosas, a veces dolorosas, en las que Jesús, saliendo de nuevo a nuestro encuentro, nos hace exclamar desde lo más hondo de nuestro corazón: “Es el Señor”. Y, dichosos, le volvemos a rendir toda nuestra persona y le pedimos que no nos deje de su mano, que nos acompañe siempre para que la ilusión, la esperanza, el gozo de vivir sean el pan nuestro de cada día.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
La piedra que desecharon
los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina. .
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
La piedra que desecharon
los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina. .
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