«Vuestros discursos son arrogantes contra mí –oráculo del Señor–. Vosotros objetáis: "¿Cómo es que hablamos arrogantemente?" Porque decís: "No vale la pena servir al Señor; ¿qué sacamos con guardar sus mandamientos?; ¿para qué andamos enlutados en presencia del Señor de los ejércitos? Al contrario: nos parecen dichosos los malvados; a los impíos les va bien; tientan a Dios, y quedan impunes." Entonces los hombres religiosos hablaron entre sí: "El Señor atendió y los escuchó." Ante él se escribía un libro de memorias a favor de los hombres religiosos que honran su nombre. Me pertenecen –dice el Señor de los ejércitos– como bien propio, el dia que yo preparo. Me compadeceré de ellos, como un padre se compadece del hijo que lo sirve. Entonces veréis la diferencia entre justos e impíos, entre los que sirven a Dios y los que no lo sirven. Porque mirad que llega el día, ardiente como un horno: malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir –dice el Señor de los ejércitos–, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas.»
Uno de los temas que siempre cuestiona a la persona religiosa es el hecho de que a aquellos que son injustos, a los que se aprovechan de los demás, a los que provocan sufrimiento, a los “malvados” les vaya bien. ¿Cómo es posible, si Dios es justo, que permita esto? ¿Acaso no tendría que ser al contrario? ¿No merecerían el castigo en lugar de la prosperidad? Si esta es la justicia ¿para qué servir a Dios? ¿Qué saca el hombre con ello?
Estas preguntas subyacen en el texto del profeta Malaquías que escuchamos hoy y a ellas quiere responder.
Sí, es verdad que la injusticia en este mundo provoca escepticismo y desencanto. Sin embargo, el profeta expresa su fe en Dios y en su justicia; una justicia que:
- no opone en el texto a los buenos y los malos, sino a aquellos que “sirven a Dios” y “los que no lo sirven.”
- se presenta como promesa de futuro de parte de Dios: El Señor está “preparando el día”, será “entonces” cuando se manifieste.
- Invita a la confianza porque la vida de aquellos que sirven a Dios está en sus manos; es su “pertenencia” “su bien propio”.
- Es fruto de la compasión de Dios hacia sus hijos “que le sirven”.
- Trastoca absolutamente el orden social vigente y su legitimación: no quedará nada de lo que aparentemente era bonanza y prosperidad para los impíos, que se convertirá en paja que se quema, sin embargo, aquellos han vivido honrando el nombre del Señor, van a experimentar la salud, la salvación plena que sólo puede ser un don que viene de lo alto. La luz aparece como símbolo de la plenitud y es una luz provocada por un sol de justicia que lleva la salud en las alas.
- se presenta como promesa de futuro de parte de Dios: El Señor está “preparando el día”, será “entonces” cuando se manifieste.
- Invita a la confianza porque la vida de aquellos que sirven a Dios está en sus manos; es su “pertenencia” “su bien propio”.
- Es fruto de la compasión de Dios hacia sus hijos “que le sirven”.
- Trastoca absolutamente el orden social vigente y su legitimación: no quedará nada de lo que aparentemente era bonanza y prosperidad para los impíos, que se convertirá en paja que se quema, sin embargo, aquellos han vivido honrando el nombre del Señor, van a experimentar la salud, la salvación plena que sólo puede ser un don que viene de lo alto. La luz aparece como símbolo de la plenitud y es una luz provocada por un sol de justicia que lleva la salud en las alas.
Este sol, es el que brilla en nuestras vidas cada mañana; el que por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visita para iluminar también nuestras vidas y conducirnos por caminos de paz y justicia. Que Él sea nuestra salud.
Es necesario conformarse a la voluntad de Dios, lo mismo que la cera que acercada al fuego, toma la forma que se le quiere dar.
(San Pablo de la Cruz)
Salmo 1
Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios,
que no anda en malos pasos
ni se burla del bueno,
que ama la ley de Dios
y se goza en cumplir sus mandamientos.
Es como un árbol plantado junto al río,
que da fruto a su tiempo
y nunca se marchita.
En todo tendrá éxito.
En cambio los malvados serán
como la paja barrida por el viento.
Porque el Señor protege el camino del justo
y al malo sus caminos acaban por perderlo.
que no anda en malos pasos
ni se burla del bueno,
que ama la ley de Dios
y se goza en cumplir sus mandamientos.
Es como un árbol plantado junto al río,
que da fruto a su tiempo
y nunca se marchita.
En todo tendrá éxito.
En cambio los malvados serán
como la paja barrida por el viento.
Porque el Señor protege el camino del justo
y al malo sus caminos acaban por perderlo.





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