Él contestó: «ld a decirle a ese zorro: "Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término." Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: "Bendito el que viene en nombre del Señor."»
El texto de Lucas nos presenta a Jesús que va camino hacia Jerusalén, ahí recibe una amenaza: “Herodes quiere matarte”. Una autoridad civil que tiene doble discurso, por un lado dice que quiere conocerlo (Lc 9, 9b) y por otro que quiere matarle. Jesús no huye ante la amenaza, tampoco cambia su mensaje, ni lo suaviza.
“Hoy, mañana y pasado tengo que continuar mi viaje”. Jesús permanece en la misión encomendada por su Padre y que ha acogido como propia, es consciente del peligro pero no retrocede, quiere ser fiel a su llamada, a su ser más profundo, confía.
Jesús vivió y habló como un profeta y es rechazado por el mensaje que predica. Jerusalén es ciudad símbolo de la antigua alianza y en tiempo del destierro de Israel, la reconstrucción de su templo significaba que Dios se hacía presente en medio del pueblo de Israel. Sin embargo, Jesús denuncia a Jerusalén como ciudad de muerte, “matas y apedreas a los que Dios te envía”, aquí será arrestado y ejecutado. El mensaje de Jesús “cae en saco roto”, las personas están cerradas a escuchar algo diferente a lo que ya viven, a vivir desde la clave del evangelio.
Una invitación a preguntarnos, ¿qué me motiva a permanecer en el seguimiento cuando llegan las amenzas, los conflictos?
Hna. Nélida Armas Tejera O.P
Poned vuestro corazón como pañal sagrado del dulcísimo Niño Jesús con el fin de que él lo reavive, lo anime y lo santifique, de modo que haga grandes cosas por el reino de Dios. ( San Pablo De la Cruz )
Salmo 108,21-22.26-27.30-31
Sálvame, Señor, por tu bondad
Tú, Señor, trátame bien, por tu nombre,
líbrame con la ternura de tu bondad;
que yo soy un pobre desvalido,
y llevo dentro el corazón traspasado.
Socórreme, Señor, Dios mío,
sálvame por tu bondad.
Reconozcan que aquí está tu mano,
que eres tú, Señor, quien lo ha hecho.
Yo daré gracias al Señor con voz potente,
lo alabaré en medio de la multitud:
porque se puso a la derecha del pobre,
para salvar su vida de los jueces.
líbrame con la ternura de tu bondad;
que yo soy un pobre desvalido,
y llevo dentro el corazón traspasado.
Socórreme, Señor, Dios mío,
sálvame por tu bondad.
Reconozcan que aquí está tu mano,
que eres tú, Señor, quien lo ha hecho.
Yo daré gracias al Señor con voz potente,
lo alabaré en medio de la multitud:
porque se puso a la derecha del pobre,
para salvar su vida de los jueces.





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