Esta confianza con Dios la tenemos por Cristo. No es que por nosotros
mismos estemos capacitados para apuntarnos algo, como realización
nuestra; nuestra capacidad nos viene de Dios, que nos ha capacitado para
ser ministros de una alianza nueva: no de código escrito, sino de
espíritu; porque la ley escrita mata, el Espíritu da vida. Aquel
ministerio de muerte –letras grabadas en piedra– se inauguró con gloria;
tanto que los israelitas no podían fijar la vista en el rostro de
Moisés, por el resplandor de su rostro, caduco y todo como era. Pues con
cuánta mayor razón el ministerio del Espíritu resplandecerá de gloria.
Si el ministerio de la condena se hizo con resplandor, cuánto más
resplandecerá el ministerio del perdón. El resplandor aquel ya no es
resplandor, eclipsado por esta gloria incomparable. Si lo caduco tuvo su
resplandor, figuraos cuál será el de lo permanente.
San Pablo, defendiendo su ministerio contra judíos conversos cristianos
que insisten en sus prerrogativas, afirma que la nueva Alianza es
superior a la antigua, como el Espíritu vivificador es superior a la ley
que engendra muerte.
Lo que nos importa especialmente a nosotros es que debemos ser
conscientes de que vivimos bajo la nueva ley del amor y que el Espíritu
Santo liberador nos libera de la servidumbre de la ley.
Señor Dios nuestro,
tú has tomado la iniciativa de amarnos
y de traernos tu libertad
por medio de tu Hijo Jesucristo.
Enriquécenos con el Espíritu de Jesús,
derrámalo sobre nosotros generosamente, sin medida,
para que no nos escondamos por más tiempo
detrás de tradiciones y de la letra de la ley
para apagar al Espíritu Santo
que quiere hacernos libres.
Que él ensanche nuestro corazón
y estimule nuestra fantasía
para que sepamos descubrir
los numerosos caminos del amor
para cumplir la ley a la perfección.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
tú has tomado la iniciativa de amarnos
y de traernos tu libertad
por medio de tu Hijo Jesucristo.
Enriquécenos con el Espíritu de Jesús,
derrámalo sobre nosotros generosamente, sin medida,
para que no nos escondamos por más tiempo
detrás de tradiciones y de la letra de la ley
para apagar al Espíritu Santo
que quiere hacernos libres.
Que él ensanche nuestro corazón
y estimule nuestra fantasía
para que sepamos descubrir
los numerosos caminos del amor
para cumplir la ley a la perfección.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.





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