jueves, 4 de junio de 2015

Sal 127,1-2.3.4-5






Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás de] fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien




 Dichosos los que temen al Señor





 Amor sin perdón no puede vivir.  El discípulo: «¡No te acuerdes de mis pecados, Señor!». El Señor.: «¿Pecados? ¿Qué pecados? Como tú no me los recuerdes... Yo los he olvidado hace siglos». El Amor no lleva cuenta de las ofensas.






 Oh Dios, Padre nuestro, tú quieres que tu corazón sea la medida de nuestro amor, pero tú eres siempre más grande que nuestro corazón.
Te pedimos que  tu Hijo Jesucristo nos dé un corazón de carne en el que arda un fuego de amor inextinguible, y que nos impulse a seguirle plenamente hacia ti y hacia todos los que nos has encomendado.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.





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