viernes, 15 de mayo de 2015

Sal 46,2-3,4-5.6-7




Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.

Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. 
 
 

 


 
 
 Dios es el rey del mundo





Que el Espíritu Santo nos otorgue paz y serenidad en tiempos de dolor y de prueba, ya que Dios nos ha hecho para la alegría y la felicidad, 







Jesús nos asegura que cualquier cosa que pidamos al Padre en su nombre nos la concederá. Si tuviéramos suficiente fe, nunca dudaríamos o estaríamos preocupados





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