lunes, 11 de mayo de 2015

Sal 137,1-2a.2bc.3.7c-8




Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario.

Daré gracias a tu nombre por tu misericordia
y tu lealtad. Cuando te invoqué,
me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. 









Señor, tu derecha me salva







 El Espíritu de Cristo vivo en la Iglesia. Si la Iglesia vive la vida del justo Jesús, las obras del mundo aparecerán como injustas, y la vida de Cristo vivida por los cristianos será una condenación del mundo y de los poderes del mal.






Que el Espíritu Santo nos ayude a discernir cuánta mentira e injusticia hay todavía en nuestro mundo, y nos dé la valentía de testificar a favor de la verdad, de la bondad y de la justicia del evangelio,




 

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