Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras. Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»
Los despidieron, y ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la Iglesia y entregaron la carta. Al leer aquellas palabras alentadoras, se alegraron mucho.
Señor, haz que amemos, contigo y como tú, a los que humana y superficialmente juzgamos indignos de ser amados
Oh Dios y Padre nuestro:
Tu Hijo Jesucristo dijo
que no hay mayor amor
que entregar su vida por sus amigos;
y eso es precisamente lo que él hizo.
Tu Hijo Jesucristo dijo
que no hay mayor amor
que entregar su vida por sus amigos;
y eso es precisamente lo que él hizo.
Dios nos eligió en Cristo como hermanos, hermanas y amigos. De este modo él te reveló a ti
y se reveló a sí mismo a nosotros como un Dios de amor generoso.
y se reveló a sí mismo a nosotros como un Dios de amor generoso.
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