En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: «Ahora sí que hablas
claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no
necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios.»
Les contestó Jesús: «¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo.»
Les contestó Jesús: «¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo.»
“Tened valor; Yo he vencido al mundo”. Esta manera de hablar de Jesús
nos recuerda aquel mensaje central del libro del apocalipsis, que nos
invita a la confianza plena en el Dios que es Señor de la historia, en
aquel que es el más interesado en llevar su plan adelante y sobre el
cual las fuerzas del mal no tienen ningún poder. Los creyentes tenemos
puesta nuestra confianza en que la victoria es del Cordero. Dios tiene
la última palabra. Él, y solo él, es quien tiene el poder.
Te invito, querido amigo o amiga, a que hoy afiances esta convicción
profunda: Dios te acompaña siempre en el camino de la vida. Déjate
encontrar por Él. Si eres capaz de encontrar en su amor esta profunda
razón para vivir, te garantizo que serás más feliz, incluso en medio de
la prueba o la dificultad.
Señor Dios nuestro:
Cuando tu Hijo Jesús tuvo que pasar
por pruebas y sufrimientos,
él sabía que tú estabas con él
y él se entregó confiadamente en tus manos.
De esta manera llevó paz a la gente .
Como personas bautizadas en su nombre,
que tu Espíritu nos ayude a ser valientes
cuando la enfermedad y el sufrimiento
se nos crucen en nuestro camino,
para que, como tu Hijo y con él,
venzamos al mal en nosotros y en el mundo.
Que nuestros sufrimientos engendren
amor, paz y esperanza para otros.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Cuando tu Hijo Jesús tuvo que pasar
por pruebas y sufrimientos,
él sabía que tú estabas con él
y él se entregó confiadamente en tus manos.
De esta manera llevó paz a la gente .
Como personas bautizadas en su nombre,
que tu Espíritu nos ayude a ser valientes
cuando la enfermedad y el sufrimiento
se nos crucen en nuestro camino,
para que, como tu Hijo y con él,
venzamos al mal en nosotros y en el mundo.
Que nuestros sufrimientos engendren
amor, paz y esperanza para otros.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
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