lunes, 11 de mayo de 2015

Evangelio según san Juan (15,26–16,4a):



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho.»




 Jesús era el testigo fiel del Padre que nos mostró, de forma comprensible para el pueblo, cómo es Dios, pero ello le costó su vida. Por medio de su Espíritu hará a los apóstoles testigos también. Ellos han visto, por lo tanto TIENEN QUE hablar. Ellos creen, por lo tanto DEBEN hablar y actuar. Gracias a la fuerza del Espíritu, no tendrán miedo de nada ni de nadie. --- Todos y cada uno de los cristianos estamos llamado a ser tales testigos.








 Señor, envía tu Espíritu a tu Iglesia, para que sin miedo dé testimonio de que tú has resucitado






 Con frecuencia necesitamos arrojo y fortaleza para ser testigos de Jesucristo y de su evangelio. Si el evangelio contradice a la “opinión publica”, ¿quién sino el Espíritu de la verdad puede darnos el arrojo para hablar claro?







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