martes, 26 de mayo de 2015

Eclesiástico (35,1-12):


 
El que observa la ley hace una buena ofrenda, el que guarda los mandamientos ofrece sacrificio de acción de gracias; el que hace favores ofrenda flor de harina, el que da limosna ofrece sacrificio de alabanza. Apartarse del mal es agradable a Dios, apartarse de la injusticia es expiación. No te presentes a Dios con las manos vacías; esto es lo que pide la ley. La ofrenda del justo enriquece el altar, y su aroma llega hasta el Altísimo. El sacrificio del justo es aceptado, su ofrenda memorial no se olvidará. Honra al Señor con generosidad y no seas mezquino en tus ofrendas; cuando ofreces, pon buena cara, y paga de buena gana los diezmos. Da al Altísimo como él te dio: generosamente, según tus posibilidades, porque el Señor sabe pagar y te dará siete veces más. No lo sobornes, porque no lo acepta, no confíes en sacrificios injustos; porque es un Dios justo, que no puede ser parcial.
 
 

 
 


 Uno puede organizar su vida de dos formas: desde el tener, acumular y poseer bienes materiales y vivir para estas cosas, o desde los valores del Evangelio: el amor total a Dios y al prójimo practicando la solidaridad, el compartir, el poner lo que uno es y tiene al servicio de los demás
 
 
 
 
 Cuando una persona descubre vivencialmente que el amor total a Dios y al prójimo es lo primero y fundamental en la vida, vive la relación con las cosas de este mundo de otra forma. 
 
 
 
 Señor Dios nuestro:
Esperamos cumplas tu promesa
con los que han dejado todo
a causa de tu reino
y a causa del evangelio de Jesucristo tu Hijo.
Que sean hombres y mujeres pobres
de las cosas que el mundo considera importantes en este mundo,
pero ricos en tu gracia y en tu amor
y con una riqueza de muchos amigos
a quienes puedan llevar a Jesucristo,
que es nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.
 
 
 


 



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