miércoles, 6 de mayo de 2015

Sal 121,1-2.4-5




Vamos alegres a la casa del Señor






 ¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestro pies
tus umbrales, Jerusalén.

Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. 




 
 
Señor Jesús, que el vino nuevo de tu gracia rebose en nosotros, para que nos haga grandes y fuertes en amabilidad y amor. 
 

Injertados por el bautismo en Cristo, que es la vid verdadera, y por lo tanto, llamados a ser uno en él, por vocación y por nuestro mismo ser cristiano,
 
 
 
 


 
 
 
 





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