Os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. El es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. En esto sabemos que le conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: "Yo le conozco" y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero quien guarda su Palabra, ciertamente en él el amor de Dios ha llegado a su plenitud. En esto conocemos que estamos en El.
El Apóstol Juan en su primera Carta ,nos presenta a Jesús como víctima propiciatoria por todos los pecados, por los nuestros, por los de aquellos hermanos del tiempo de Jesús y por los que tienen que venir todavía. El sacrificio de Jesús en la Cruz es la Redención total para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos.
Jesús les pide a los discípulos, también a nosotros, que sean testigos de la resurrección, que anuncien la conversión y el perdón de los pecados, comenzando por Jerusalén. Testigo es aquél que no sólo ha visto o ha oído, sino que sobre todo ha experimentado algo que ha transformado su vida. Entonces no le queda más remedio que comunicarlo a todos. Podemos preguntarnos: ¿Cómo puedo ser testigo aquí y ahora de la experiencia de Cristo resucitado? En nuestro tiempo se necesitan testigos antes que maestros. La experiencia de fe no se transmite de memoria o por lo que hemos aprendido en los libros, sólo nuestro testimonio será creíble si lo que decimos lo hemos experimentado antes en nuestra vida. Es un mandato del Señor resucitado dar testimonio de nuestra fe.
Seamos testigos de Jesucristo resucitado.





No hay comentarios:
Publicar un comentario