Y añadió: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
El texto de hoy es uno de esos que nos acerca al nacimiento de la Iglesia, comunidad misionera: Jesús envía a los Doce, a los que reviste de su autoridad, y les encomienda el anuncio del Reino. El Espíritu del Maestro les habilita para ser cauce de los mismos signos que Marcos ha ido constatando en Jesús: los demonios dejan de molestar a los hijos de Dios y muchos enfermos alcanzan la curación. Si leemos los versículos con que Marcos cierra su obra (16, 15-20) encontraremos palabras parecidas aplicadas a nosotros, los discípulos que hemos venido después: “en mi nombre expulsarán demonios, hablarán lenguas nuevas, agarrarán serpientes…”. Me atrevo ahora a citar a Juan. Lo que hemos visto y oído os lo anunciamos: muchos hermanos nuestros han hablado y hablan esas lenguas; otros han sobrevivido a las serpientes, han echado los demonios. Han estado y están entre nosotros: son hombres y mujeres que han perdonado lo que parecía imperdonable, que han resistido limpios a todo tipo de corrupción, que han servido y servido sin esperar aplauso alguno…
Envío misionero: Jesús quiere que sus discípulos vivamos sin seguridad y sin poder humanos, para así ser libres para llegar a la gente en la situación de su propia vida y para estar libres para predicar y ser testigos del evangelio, sin ambigüedad alguna.
Señor Dios nuestro:
Para ir a los pobres y hacerles libres,
tus discípulos tienen que ser creíbles
siendo personas libres ellos mismos.
Te pedimos hoy nos otorgues un espíritu de pobreza
que nos haga libres y disponibles
para liberar a todos los encarcelados
por el pecado y las fuerzas del mal.
Que así lleguemos a ser auténticos testigos
del evangelio de Jesucristo,
tus discípulos tienen que ser creíbles
siendo personas libres ellos mismos.
Te pedimos hoy nos otorgues un espíritu de pobreza
que nos haga libres y disponibles
para liberar a todos los encarcelados
por el pecado y las fuerzas del mal.
Que así lleguemos a ser auténticos testigos
del evangelio de Jesucristo,





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