miércoles, 17 de mayo de 2017

Juan 15, 9-11

«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.»

 La humanidad, cada ser humano, ha buscado siempre la seguridad de la propia salvación. Cada hombre, cada mujer, creemos necesitar leyes claras, lo más precisas posibles sobre qué debemos hacer, y/o qué debemos evitar. El mensaje de Jesús, la buena noticia de que el amor misericordioso del Padre y la fe en Jesucristo es suficiente garantía de salvación no nos basta y necesitamos establecer una casuística absurda e innecesaria sobre cómo vivir la fe.



 



 leemos encontramos una invitación importante: “permaneced en mi amor”. No nos indica ritos ni ceremonias complicadas y solemnes. Solo nos pide que permanezcamos en su amor. Que sigamos amando como nos ha enseñado a amar. Que seamos transmisores de su amor para que la cadena del amor del Padre llegue a todos los seres creados, sobre todo a los hombres.



 Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor,
toda la tierra; cantad al Señor,
bendecid su nombre.



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