Libro de Jeremías, nos muestra, cómo el Señor nos ha elegido a nosotros desde siempre. Cómo nos cuida en medio de tantas luchas, y nos invita a llevar la Palabra, sin miedo, a todos los rincones de la tierra.
En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor:
-- Antes de formarte en el vientre te escogí, antes de que salieras del seno materno, te consagré; te nombre profeta de los gentiles. Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. Mira: yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país. Frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y a la gente del campo; lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte--oráculo del Señor.
La vocación es la llamada que Dios nos hace y la respuesta a esta llamada. Los grandes profetas, como Jeremías. han dejado constancia de su vocación, de su encuentro con Dios, en el que han comprendido la misión de su vida. Jeremías se sabe conocedor de Dios, al mismo tiempo que ha sido conocido por El. Conocimiento que es amor. En el lenguaje hebreo se conoce con el corazón. Este conocimiento amoroso ha hecho de él un consagrado, alguien dedicado exclusivamente a Dios y separado de todo lo demás De la llamada-respuesta surge el seguimiento y la misión que Dios nos encomienda. Esto le hace temblar. Se ve sencillamente un hombre. Quisiera ser como uno de tantos; se considera un niño pequeño que no sabe hablar. Pero Dios le garantiza su apoyo: "Yo estaré contigo para salvarte". El pondrá en su boca lo que ha de decir y la fuerza para decirlo. Para ello debe primero purificarla con el simbolismo de tocarla con su mano. Desde ahora su misión está bien clara. Con la antítesis de construir y destruir sabe que deberá enderezar todo camino torcido y profundizar en la revelación.
EL ANUNCIO VALIENTE DE LA BUENA NOTICIA
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