“Confesaos los pecados unos a otros y orad los unos por los otros, para que seáis
sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da
resultados maravillosos.”
Jesús vino a salvarnos de nuestros pecados. Lo último que Él quiere es que escondamos nuestros pecados en las sombras. Cuando hacemos eso, estamos desperdiciando la gracia que Él pagó a tan alto precio.Nuestro amor los unos por los otros debería crear un lugar seguro, donde “Más bien, hemos renunciado a todo lo vergonzoso que se hace a escondidas; no actuamos con engaño ni torcemos la palabra de Dios. Al contrario, mediante la clara exposición de la verdad, nos recomendamos a toda conciencia humana en la presencia de Dios” (2 Corintios 4:2 ).Gracias a Jesús, somos libres de ser quienes Dios nos creó para ser, y somos libres para ser nosotros mismos en nuestra relación de compañerismo unos con otros. Esta libertad es la que nos ayuda a ayudarnos unos a otros a crecer en la plenitud de Cristo. Cuando nos negamos a ser nosotros mismos o cuando nos negamos a permitirle a los otros ser ellos mismos -con faltas y todo- nos quitamos unos a otros la libertad de Dios.
Dios no quiere saber nada con posturas piadosas: “Dios quiere verte tal cual eres, él quiere mostrarte su gracia. No tienes que andar mintiéndote a ti mismo [ni a otros], como si estuvieras sin pecado; puedes ser un pecador. Gracias a Dios por eso; El ama al pecador, pero odia el pecado”.
“[Dios] quiere verte tal cual eres, él quiere mostrarte su gracia.
Hay Libertad en la Transparencia

.jpg)



No hay comentarios:
Publicar un comentario