Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.
El Señor es bueno y recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad,
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía con sus fieles
y les da conocer su alianza.
Seguir el camino que a puesto Dios en nuestra vida, ese mismo Dios que se hizo niño una vez y que se quedó para siempre entre nosotros, compartiendo nuestros sufrimientos y nuestras alegrías. Es el Dios-cercano, el Dios-con-nosotros, el Emmanuel. Nuestra gran Esperanza
LA FE NOS MUEVE A LA ESPERANZA Y A LA CARIDAD





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