martes, 13 de enero de 2015

LIBRO DE JEREMÍAS 33,14-16









Libro de Jeremías, nos muestra la profecía mesiánica que se cumplirá en Jesús de Nazaret. Él es el vástago legítimo que Dios suscitará en la descendencia de David.



Mirad que llegan días --oráculo del Señor-- en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella hora suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra. En aquellos días se salvará Judá y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: Señor --nuestra-- Justicia



 Hasta el profeta Jeremías, que no se caracteriza por ser muy halagüeño, nos invita a la esperanza. Y no son tiempos favorables. Por aquella época la ciudad de Jerusalén estaba amenazada por las tropas babilónicas. Ahora estamos asistiendo a nuevos conflictos en la tierra del Señor. Y en la nuestra seguimos con la crisis y sus consecuencias. Pero en medio de la dificultad, el profeta sabe ver un futuro esperanzador donde se cumplirán las promesas de Dios: “Mirad que llegan días… en que cumpliré la promesa”, dice el Señor, y “suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra”. Ese “vástago” es Jesús, el Mesías, que traerá la justicia y el derecho a la tierra, los dones mesiánicos. Dios ha cumplido su promesa. La fe nos ayuda a ver el futuro con esperanza.
 
 
 
 
 
 LA ESPERANZA TIENE UN NOMBRE: JESÚS
 
 
 
 







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